“Empotrado en un batallón de desempleados que recibe o recibió preparación profesional en horticultura, jardinería y agricultura ecológica en el Centro de Referencia Nacional de Formación Los Realejos (Tenerife), disfruto de una visita guiada a dos singulares explotaciones agrícolas del municipio de Tacoronte”. Así comienza el artículo de Andrés Gutiérrez Duncanson que colgó en su blog con el título “Siembra”, y que nos remitió a la Asociación para el Desarrollo de la Permacultura.
Y así describe su experiencia en la Finca El Mato: “En la Asociación para el Desarrollo de la Permacultura del Centro Especial de Empleo Finca El Mato se reconduce la permacultura del aprovechamiento multidisciplinar de una parcela de 10.000 metros cuadrados para llegar al huerto-mandala en busca del diagrama del macro y micro equilibrio de la fecundidad para salud del parque temático-terapéutico y centro especial de empleo para personas con discapacidad psíquica que alberga. En aras de la divulgación, este proyecto integral dispone de un centro de convenciones y congresos, bioconstrucción de gruesas paredes de barro y paja. Para la salud de gallinas, patos, curieles, cabras, ovejas, cochinos, pavos y conejos, está dotada de granja con charca donde conviven en armonía diecisiete especies (en un corral reconvertido en macrobiocompostera en la que cada día hay recursos que triturar, digerir y transformar). Los equinos, aparte. Centro de reutilización y tratamientos de excedentes (borras de café y otros residuos orgánicos de bares y restaurantes de la zona, aparte de los desechos de la vendimia), transmuta periódicos y cartones en materia orgánica al integrarlos directamente a los acolchados de su suelo. Biotopos, setos arbóreos y de arbustos para la protección de los vientos, una alta estructura de palés colonizada por tres plantas de fruta de la pasión (parchita) para arropar las colmenas y controlar el tráfico aéreo de las abejas, por seguridad y para que no se sientan intimidadas por el devenir de la cotidianidad de las labores de trabajo en el huerto, y mucho más en la finca El Mato: el ingenio agudiza el estudio. Uno de los apoyos económicos externos del centro, las más de veinte familias comprometidas que adquieren por quince euros una caja de verduras y frutas de cinco o seis kilogramos de peso. La iniciativa incluso cuenta con voluntarios llegados del extranjero, quienes conviven y laboran temporalmente en el complejo, gracias a programas internacionales de cooperación. Riegos simulando lluvia en un suelo riquísimo en materia orgánica donde proliferan lombrices no surferas, sino unas con el pedigrí plagado de gusanos guanches ancestrales. El respeto al medio ambiente encuentra en este asentamiento humano plantado en sistemas armónicos y simbióticos un ejemplo de alma, corazón y vida. Los profesores, Carlos Martínez y Carlos Garrido oficiaron las correspondientes eco-agro-homilías para introducir en el acercamiento al tema a los alumnos que ya se saben agricultores (sea de facto, por afición, acción, omisión, necesidad o vocación)”.
Gracias Andrés por el artículo y las fotos.
Puedes leer el texto completo en http://blogexilio.wordpress.com/2013/11/11/siembra/
Comments are closed