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Asociación para el Desarrollo de la Permacultura

Finca El Mato-Tenerife

(ADP-FEM)

Experiencia catalogada como GOOD PRACTICE

(Best Practices Database, Dubai 2012 )

ENTREGA DEL PREMIO GAIA-TIERRA MADRE A LA ASOCIACIÓN PARA EL DESARROLLO DE LA PERMACULTURA

22 octubre 2013

La entrega del premio tuvo lugar en el Mercadillo del Agricultor de Tacoronte, el martes 15 de octubre, con ocasión del acto conmemorativo del Día Internacional de las Mujeres Rurales. El encuentro fue auspiciado por la Asociación Domitila Hernández Fademur Canarias y el Mercadillo del Agricultor, y colaboraron el Instituto Canario de Igualdad del Gobierno de Canarias, la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Tacoronte y la empresa de inserción “Trampolín Solidario”. Luz Marina Figueroa de la Paz, vicepresidenta de la mencionada Asociación, fue la presentadora. Un entrañable encuentro que contó con la presencia de más de un centenar de personas y en el que se homenajeó a las Mujeres del Mercadillo del Agricultor.

 

Antes de la entrega del premio se presentó el proyecto de la Asociación para el Desarrollo de la Permacultura (ADP), cuyo Centro Especial de Empleo Finca El Mato fue calificado en 2012 como Buena Práctica por el Programa HABITAT de las Naciones Unidas. Con este fin intervinieron Javier Reyes Barroso, fundador y presidente de la ADP, Juan Sánchez García, profesor de economía aplicada de la Universidad de La Laguna (ULL) y colaborador de la ADP, y Sonia Díaz Méndez, “agricultora en prácticas” y alumna del curso interdisciplinar de la ULL cuyo primer módulo se impartió en la Finca El Mato, a principios de septiembre. Intervenciones que permitieron hacer un breve  recorrido por un proyecto que planta su semilla hace diecisiete años, con Javier iniciando sus prácticas permaculturales en la Finca El Mato; Juan, conociendo el lugar y los proyectos hace menos de cuatro años; y Sonia, recién encontrándose con la finca hace seis semanas como alumna del mencionado curso de la ULL, experiencia que volcó en una sentida reflexión que tituló “Cultivando personas” que compartió con el público y que transcribimos al final de esta noticia. Javier, Juan y Sonia felicitaron a las Mujeres del Mercadillo del Agricultor y agradecieron la invitación a los organizadores.

 

                            

 

El secretario del Mercadillo del Agricultor, Jaime Dorta García, anunció a renglón seguido la concesión de la primera edición del Premio Gaia-Tierra Madre a la Asociación para el Desarrollo de la Permacultura. El premio, una escultura de la artista María Belén Morales titulada SEMILLAS, y donada especialmente para este reconocimiento, lo recibió en nombre de la ADP, Javier. El homenaje, impulsado por la Asociación Domitila Hernández Fademur Canarias, fue apoyado asimismo por las siguientes instituciones: Asociación Mujeres por la Paz, Red de Cooperación Comunitaria Sin Fronteras y Movimiento de Mujeres por la Paz, de Brasil; Instituto Canario de Igualdad del Gobierno de Canarias; Mercadillo del Agricultor; Trampolín Solidario; Aula Cultural de Turismo Cultural de la Universidad de La Laguna; Asociación para la mejora del Medio Ambiente y el Patrimonio de Canarias Asociación Canarina; Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Tacoronte Acentejo; CEIP San Juan Perales; Enviro Consultoría y Proyectos SL; y, Fundación Canaria para las Personas con Sordera FUNCASOR y su Centro Especial de Empleo LABORSORD. Desde la ADP agradecemos este reconocimiento a todas las personas y organizaciones que lo han hecho posible. Lo recibimos con gran honor y responsabilidad.

 

En el acto se hizo asimismo entrega de los diplomas al alumnado del curso de agricultura organizado recientemente por el Mercadillo del Agricultor. La entrega la realizaron familiares de Domitila Hernández y los ponentes de la mesa. Se presentó igualmente la página en facebook del Mercadillo a cargo de Fran Trujillo, y terminó el acto, antes del brindis, con una actuación del grupo folclórico local, “Los Tagorosteros”.

 

Aprovechando la redacción de esta Noticia, desde la ADP le pedimos a Sonia su consentimiento para compartir sus bellas palabras en nuestra página web. Gracias, Sonia.

 

                     

 

Experiencia Finca El Mato: “Cultivando personas”

 

Uno de los conceptos transmitidos por Javier durante el curso resumió para mí los cinco días de módulo. Él dijo: “Yo cultivo suelo, no verdura”; y a mí me gustaría que también añadiese que gracias a los cursos, “cultiva suelo y personas”. Javier, Dácil y Nany han sembrado una semilla en los cuarenta componentes del grupo. El primer día se nos enseñó el semillero, al segundo se nos añadió materia orgánica, al tercero fuimos plantados, al cuarto recibimos riego y al quinto cada uno decidiría si “re-nacer” y hacer surgir un nuevo yo, o bien, quedarse bajo tierra. Yo, personalmente, ansiaba ya sacar mi primer brote al sol después de esta experiencia.

 

De estos días, así como de los cuatro años que llevo con mi pareja Alejandro en la agricultura, mi vida ha cambiado mucho y mi espíritu también. Creo, que en realidad, los dos hemos cambiado. La naturaleza nos ha dado la oportunidad de transformarnos. Los valores y los propósitos y las acciones que teníamos y tenemos en mente las estábamos intentando encauzar sin saber que todos esos pensamientos estaban resumidos en una palabra: permacultura. Tras visitar la finca de Javier y Dácil, obviamente distamos mucho de ellos, pero el fin es el de crear un entorno donde podamos vivir, trabajar y alimentarnos de la forma más natural posible. El binomio que forman Javier y Dácil, que ni un economista como Nany podría negar, hacen una fórmula matemática perfecta. La figura de Dácil en la finca es muy significativa. Nos hace olvidar a las rudas mujeres de campo. Ella es un claro ejemplo de que una mujer puede liderar de pleno conocimiento una finca y no perder su feminidad y sensibilidad. Javier, es el claro fundador de sus sueños hechos realidad, y se convierte en el símbolo, el referente, el máximo exponencial.

 

En la presentación del curso, me definí como “agricultora en prácticas” pero, no por llevar poco tiempo en esto, sino porque todos los días las plantas, la naturaleza y los animales me enseñan algo: por eso siempre estoy en prácticas y siempre hay algo que me sorprende, como fue el descubrimiento del baño seco. Parece un imposible convertido en posible. La primera vez que supe de su existencia fue a través de John Seymour en su libro “Guía Práctica de La Vida Autosuficiente”, y pensé que este tipo de cosas sólo se darían en alguna granja perdida de América o Australia donde los marcianos no paran de dejar dibujos en sus campos de maíz…sí, todo sonaba a ciencia ficción…hasta que descubrí con el curso que a metros de donde vivo esto y más es posible.

 

Tanto en la valoración de salida como al hablar con Nany personalmente, cuando Alejandro y yo llegábamos a casa después del curso, yo no tenía una “tormenta de ideas”; yo tenía ¡¡una discoteca de pensamientos montada en la cabeza!! La energía de todos allí era arrolladora. Creo que a todos los alumnos nos pudo pasar un poco lo mismo, quizás porque todos esos nuevos conceptos y nuevas visiones de la agricultura, la ganadería y el entorno, no paraban de chocar con los modelos preestablecidos con los que a cada uno se le había amueblado la cabeza desde niño. Como bien dijo Masanobu Fukuoka: “La naturaleza no cambia, pero sin embargo invariablemente cambia con el tiempo la  forma de mirarla”.

 

Inexorablemente, la experiencia de la Finca El Mato hace tambalear un poco los cimientos sobre los que hasta ahora habíamos construido nuestra vida. Y uno empieza a reflexionar de tal forma, que me siento como la oveja que abandona el rebaño curioseando unas ramitas frescas verdes un poco más lejos de lo habitual. No es de extrañar que nos sintamos engañados. El sistema nos inculcó que el campo era para los que no tenían estudios, para los que no podían hacerlo mejor ni aspirar a mucho. Así, nos alejamos de la naturaleza, y nos dedicamos a existir, que no a vivir. Creemos que dirigimos nuestros pasos, que la vida es un barco; y que tiene un timón… ¡que nosotros dirigimos!...y no…lamentablemente no…Tenemos un barco…A  veces cogemos el timón… Y en muchas ocasiones, no sabemos ni qué rumbo tomar… El resultado es que hoy no sabemos cocinar sin microondas; que no sabemos construir cosas sin Leroy Merlin; que no existen carpinteros, sólo Ikea; que no te preocupes por nada, porque para eso están los seguros;  que los niños de hoy en día tienen que ir a una granja-escuela para saber qué es una gallina… Al final, lo que ocurre es que, a colación de la metáfora anterior, uno empieza a marearse en el barco…Nos olvidamos de lo que dice el místico cristiano Pierre Teilhard de Chardin: “No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”.

 

Nos enajenamos no sólo de la naturaleza, sino también de nosotros mismos. Por eso se suele escuchar eso de “la naturaleza me relaja”; ¡claro! Cuando estamos en la naturaleza, en nuestro entorno primitivo como seres humanos en este planeta Tierra, es la naturaleza la que vuelve a conectar un viejo cable suelto que la gente de hoy en día cree que no funciona para nada: es el cable que conecta nuestro exterior con nuestro interior. Y sólo entonces, una vez ese cable es enchufado, la bombilla que ilumina nuestro corazón se vuelve a encender.

 

Sólo cabe entender el campo y los animales como algo mágico, y por eso a todo aquél que se dedicaba a las labores del campo, a pastorear ganado,…los nombraban con aire despectivo: “…ese mago del campo”. Y yo les digo que no están equivocados. Sí, son magos. Son magos porque hacen magia. Porque practican la alquimia. La alquimia de transformar el suelo en alimento, y el arte de conocer las constelaciones y las mareas para plantar o trasquilar sus ovejas. Por eso son magos.

 

La trágica paradoja de nuestros tiempos (extracto del libro “Paz para nosotros, para nuestras familias, para nuestras comunidades y para el mundo”, de Swami Chidanand Saraswatiji, 2009), es así:

 

Tenemos edificios más altos, pero temperamentos más cortos,

Autopistas más anchas pero puntos de vista más estrechos.

Gastamos más, pero tenemos menos.

Compramos más, pero disfrutamos menos.

Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas,

Más comodidades, pero menos tiempo.

Tenemos más diplomas pero menos sentido común,

Más conocimientos pero menos juicio,

Más expertos, pero más problemas,

Más medicina, pero menos salud.

Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero reducido nuestros valores.

Hablamos mucho, amamos poco y odiamos muy a menudo.

Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir.

Hemos añadido años a la vida, pero no vida a los años.

Hemos ido hasta la luna y hemos vuelto, pero tenemos dificultades

para cruzar la calle y conocer a un nuevo vecino.

Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el espacio interior.

Hemos hecho cosas mayores, pero no mejores cosas.

Hemos limpiado el aire, pero contaminado el alma.

Hemos conquistado el átomo, pero no nuestros prejuicios.

Fabricamos más ordenadores para almacenar más información,

Para hacer más copias que nunca, pero nos comunicamos cada vez menos.

Estos son tiempos de comidas rápidas y digestiones lentas,

Hombres grandes y caracteres pequeños,

Altos beneficios y relaciones superficiales.

Estos son días de dos sueldos pero más divorcios,

Casas más bonitas, pero hogares rotos.

Estos son días de viajes rápidos, pañales desechables,

Moralidad desechable, citas de una noche, cuerpos obesos,

Y pastillas que hacen de todo: desde alegrar, a callar, a matar.

 

Pero no todo está perdido. La nueva conciencia resurge. Un día, después de trabajar la finca, Alejandro y yo nos sentamos al final del día para reflexionar, hacer nuevas visualizaciones, dar forma a nuevas ideas, y discernir cuál va a ser el próximo paso en el huerto. Muchas veces empezamos hablando, y acabamos callados mirando el atardecer. Los dos nos quedamos “acaramelados” en nuestros pensamientos. A mí me gusta definirlo como la “Meditación de la Huerta”, o la “Huerto-meditación”. Una de mis mejores meditaciones arrojadoras de luz e ilusión a la vida, a la mía, a la tuya, a la de él, a la de ella,…es que: “Todos somos, lo sepamos o no, tierra donde cultivar” (Sonia Díaz, septiembre 2010).

 

Para terminar, quisiera despedirme con un buen sabor de boca de la mano de una historia personal que me gustaría compartir. Recuerdo que Javier dijo que los pájaros también eran importantes en su finca, y me recordó una conversación que yo tuve un día con mi padre. Me dijo enfadado que los pájaros y los lagartos se habían comido todas las ciruelas del árbol y las que no, estaban ya en el suelo; vaya, ¡que no le habían dejado ni una! Yo le dije que porqué pensaba que toda la fruta del árbol le pertenecía a él. Las ciruelas eran para las personas, para los animales y para el suelo: los tres necesitaban del árbol, y el árbol a su vez, necesitaba de éstos tres. Las personas le quitarían una parte para alimentarse y para ayudar al árbol a seguir dando fruto; los animales esparcirían sus semillas y se alimentarían; y el suelo absorbería de nuevo materia para hacerse más rico. Le dije a mi padre que sólo debía tomar su parte. Al año siguiente, mi padre obtuvo ciruelas. ¿Por qué? Porque los pájaros, los lagartos y el suelo, al ver que no venía, le dejaron su parte.

 

No hay nada comparable a mirar la vida con otros ojos. Gracias.

 

Sonia M. Díaz Méndez

Septiembre 2013

 

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